El organismo humano es una unidad y, como en el resto de los órganos, todo trastorno de los huesos repercute en la salud general. El punto clave es cuidar la cantidad de calcio de la dieta diaria, aumentando el consumo de leche, queso y yogur. Es conveniente también conocer los síntomas de males óseos que aparecen de manera "silenciosa". Hay que practicar mucha gimnasia.
Un verdadero órgano, como son los huesos, ya que cumplen funciones fundamentales para la salud del ser humano, es en la gran mayoría de los casos desconocido. Esta nota que proponemos tiene por objetivo prevenir los trastornos propios del esqueleto desde la niñez hasta la edad adulta.
Por mencionar algunos de los problemas, podemos citar desviaciones de columna, pie plano, hallus valgo (juanetes), osteoporosis, curvaturas anormales en los huesos de la pierna, espolón calcáneo, etcétera.
Como somos una unidad, cada uno de estos trastornos que se originan en los huesos repercuten en forma general en el organismo, ocasionando diferentes patologías o enfermedades que pueden llegar a prevenirse conociendo las funciones de nuestros huesos y teniendo en cuenta su estructura.
Esta prevención comienza desde el nacimiento hasta la tercera edad inclusive, siendo la nutrición el factor primordial y también actividades físicas o deportivas que estimulan la producción de material óseo.
Un mineral fundamental para la salud de nuestros huesos es el calcio, y siguen en importancia el fósforo y el magnesio, elementos que no deben faltar nunca en nuestra dieta diaria.
Precisamente, el calcio es el 50 por ciento de su material constitutivo; si la dieta es pobre en calcio, nuestro esqueleto se debilita, disminuye en masa ósea y se torna más predispuesto a las fracturas o a sufrir de osteoporosis.
Los recién nacidos tienen un esqueleto compuesto por 350 piezas. De adultos esa cifra disminuye a un total de 206 huesos, ya que muchos de ellos se van fusionando a medida que pasa el tiempo y el esqueleto alcanza su estructura definitiva.
Estos trabajadores silenciosos no paran ni un minuto. Su función no se limita a ser un simple armazón del cuerpo, aunque esto no es poco. Los huesos sirven de apoyo y sujeción, imprescindible para mantener en su lugar a todas las partes blandas del organismo. Su misión, por tal causa, es fundamental para la vida de los seres humanos.
Actúan también como un verdadero escudo protector de los órganos vitales más delicados. Así, la estructura de costillas del tórax protegen de golpes a los pulmones y al corazón.
Un verdadero órgano, como son los huesos, ya que cumplen funciones fundamentales para la salud del ser humano, es en la gran mayoría de los casos desconocido. Esta nota que proponemos tiene por objetivo prevenir los trastornos propios del esqueleto desde la niñez hasta la edad adulta.
Por mencionar algunos de los problemas, podemos citar desviaciones de columna, pie plano, hallus valgo (juanetes), osteoporosis, curvaturas anormales en los huesos de la pierna, espolón calcáneo, etcétera.
Como somos una unidad, cada uno de estos trastornos que se originan en los huesos repercuten en forma general en el organismo, ocasionando diferentes patologías o enfermedades que pueden llegar a prevenirse conociendo las funciones de nuestros huesos y teniendo en cuenta su estructura.
Esta prevención comienza desde el nacimiento hasta la tercera edad inclusive, siendo la nutrición el factor primordial y también actividades físicas o deportivas que estimulan la producción de material óseo.
Un mineral fundamental para la salud de nuestros huesos es el calcio, y siguen en importancia el fósforo y el magnesio, elementos que no deben faltar nunca en nuestra dieta diaria.
Precisamente, el calcio es el 50 por ciento de su material constitutivo; si la dieta es pobre en calcio, nuestro esqueleto se debilita, disminuye en masa ósea y se torna más predispuesto a las fracturas o a sufrir de osteoporosis.
Los recién nacidos tienen un esqueleto compuesto por 350 piezas. De adultos esa cifra disminuye a un total de 206 huesos, ya que muchos de ellos se van fusionando a medida que pasa el tiempo y el esqueleto alcanza su estructura definitiva.
Estos trabajadores silenciosos no paran ni un minuto. Su función no se limita a ser un simple armazón del cuerpo, aunque esto no es poco. Los huesos sirven de apoyo y sujeción, imprescindible para mantener en su lugar a todas las partes blandas del organismo. Su misión, por tal causa, es fundamental para la vida de los seres humanos.
Actúan también como un verdadero escudo protector de los órganos vitales más delicados. Así, la estructura de costillas del tórax protegen de golpes a los pulmones y al corazón.