Desde hace unos años es más habitual que los jóvenes entre 20 y 30 se vayan a vivir solos antes de formar una pareja con quien convivir. Antes, chicas de esas edades estarían preocupadas por no tener pareja o por no armar un proyecto matrimonial y en estos tiempos no.
Esta es una de las cosas que comenta la licenciada Diana Singer. Son chicas que relativamente se autoabastecen económicamente y para quienes el problema del proyecto de la supervivencia es personal: no está vinculado a encontrar un hombre que va a ganar mucha plata y que las va a mantener.
En la generación anterior, aunque ya es una generación de bastantes mujeres profesionales, el proyecto matrimonial tenía que ver con garantizar la supervivencia. En esta genera ción están en la temática de organizar un futuro y un proyecto personal. Se toman más tiempo para decidir y pensar. Pero en la generación anterior la pareja era el gran proyecto, como si eso fuera a solucionar la vida.
Claro, ahora todo el mundo sabe que esto le arregla la vida a poca gente. Además con el auge de los especialistas hablando de estos temas en las pantallas de televisión y en las revistas, la pareja ya no aparece como la salvación. Antes lo importante era tener una pareja, para no enfrentarse con ninguna angustia y lo demás venía por añadidura.
Una pregunta que me hago habitualmente es por qué hay tanta gente sin pareja que concurre cada vez más a talleres de reflexión, seminarios, clases de teatro y grupos de autoayuda. Estos lugares de encuentro posibilitan la formación de una red de vínculos que, en muchos casos, recién aparece como necesidad una vez que se terminó una situación de pareja.
Es que suele creerse que la pareja aleja el fantasma de la soledad, sin embargo muchas personas se sienten solas aun en esta situación. Esto sucede porque raramente la pareja puede cubrir todas las necesidades de un ser humano, ya que estas son variadas y van cambiando de acuerdo a los estímulos que la sociedad va produciendo.
¿Por qué esperar entonces a una ruptura o a una pérdida para empezar a generar espacios propios y ampliar la red social que puede enriquecernos? Si la vida afectiva de a dos es importante, también lo es promover todas las posibilidades generadoras que nos posibilitan los grupos.
Esta es una de las cosas que comenta la licenciada Diana Singer. Son chicas que relativamente se autoabastecen económicamente y para quienes el problema del proyecto de la supervivencia es personal: no está vinculado a encontrar un hombre que va a ganar mucha plata y que las va a mantener.
En la generación anterior, aunque ya es una generación de bastantes mujeres profesionales, el proyecto matrimonial tenía que ver con garantizar la supervivencia. En esta genera ción están en la temática de organizar un futuro y un proyecto personal. Se toman más tiempo para decidir y pensar. Pero en la generación anterior la pareja era el gran proyecto, como si eso fuera a solucionar la vida.
Claro, ahora todo el mundo sabe que esto le arregla la vida a poca gente. Además con el auge de los especialistas hablando de estos temas en las pantallas de televisión y en las revistas, la pareja ya no aparece como la salvación. Antes lo importante era tener una pareja, para no enfrentarse con ninguna angustia y lo demás venía por añadidura.
Una pregunta que me hago habitualmente es por qué hay tanta gente sin pareja que concurre cada vez más a talleres de reflexión, seminarios, clases de teatro y grupos de autoayuda. Estos lugares de encuentro posibilitan la formación de una red de vínculos que, en muchos casos, recién aparece como necesidad una vez que se terminó una situación de pareja.
Es que suele creerse que la pareja aleja el fantasma de la soledad, sin embargo muchas personas se sienten solas aun en esta situación. Esto sucede porque raramente la pareja puede cubrir todas las necesidades de un ser humano, ya que estas son variadas y van cambiando de acuerdo a los estímulos que la sociedad va produciendo.
¿Por qué esperar entonces a una ruptura o a una pérdida para empezar a generar espacios propios y ampliar la red social que puede enriquecernos? Si la vida afectiva de a dos es importante, también lo es promover todas las posibilidades generadoras que nos posibilitan los grupos.
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