Los Huesos acumulan calcio y en menor medida fósforo y magnesio, aunque no son mezquinos, cuando el organismo necesita una cuota extra de éstos.
El equilibrio de la composición sanguínea es otro de sus trabajos. Los glóbulos rojos deben ser renovados cada cuatro meses y los blancos cada semana. De esto se ocupa—entre otros órganos— la médula ósea, ubicada en el interior de los huesos.
El movimiento del cuerpo sería impracticable sin los huesos. Si bien los músculos realizan la potencia y % la fuerza de toda actividad física, éstos se fijan a los huesos para que el movimiento sea coordinado, y la versatilidad se realiza gracias a las articulaciones. Un complejo engranaje que necesita siempre de la salud ósea para su efectividad.
La composición ósea es muy sofisticada, aunque en apariencia resulta una masa compacta y pétrea. La estructura concéntrica se compone de una fina capa externa llamada periostio, que da sensibilidad. Porque, aunque no se hacen escuchar con frecuencia, a veces duelen, y mucho: pensemos en una fractura, una patada en la cara anterior de la pierna (canilla) o una torcedura.
A continuación se ubica la capa gruesa y compacta del hueso, conformada por un tipo de tejido que asegura la rigidez del sostén del organismo. Y, finalmente, en el interior, cada hueso tiene una estructura de celdas similares a un panal de abejas, donde trabaja incesantemente la médula ósea roja, responsable de la producción de células sanguíneas. Una excepción son los huesos largos como los de las extremidades. Estos carecen de esas celdillas, pero contienen la llamada médula ósea amarilla, compuesta principalmente por grasas.
Los huesos podrían desgastarse si no fuera por los cartílagos que protegen todas las articulaciones. De este modo, el movimiento y el roce continuo no deterioran las extremidades de los huesos. Y un líquido que actúa como lubricante de las "juntas" mantiene la movilidad.
Por todo lo dicho, es imprescindible conocer el cuidado de la salud de toda la estructura ósea, saber las posibles alteraciones que pueden surgir a lo largo de la vida y cómo prevenir males relacionados con este órgano "silencioso", pero de diseño perfecto y eficaz.
El equilibrio de la composición sanguínea es otro de sus trabajos. Los glóbulos rojos deben ser renovados cada cuatro meses y los blancos cada semana. De esto se ocupa—entre otros órganos— la médula ósea, ubicada en el interior de los huesos.
El movimiento del cuerpo sería impracticable sin los huesos. Si bien los músculos realizan la potencia y % la fuerza de toda actividad física, éstos se fijan a los huesos para que el movimiento sea coordinado, y la versatilidad se realiza gracias a las articulaciones. Un complejo engranaje que necesita siempre de la salud ósea para su efectividad.
La composición ósea es muy sofisticada, aunque en apariencia resulta una masa compacta y pétrea. La estructura concéntrica se compone de una fina capa externa llamada periostio, que da sensibilidad. Porque, aunque no se hacen escuchar con frecuencia, a veces duelen, y mucho: pensemos en una fractura, una patada en la cara anterior de la pierna (canilla) o una torcedura.
A continuación se ubica la capa gruesa y compacta del hueso, conformada por un tipo de tejido que asegura la rigidez del sostén del organismo. Y, finalmente, en el interior, cada hueso tiene una estructura de celdas similares a un panal de abejas, donde trabaja incesantemente la médula ósea roja, responsable de la producción de células sanguíneas. Una excepción son los huesos largos como los de las extremidades. Estos carecen de esas celdillas, pero contienen la llamada médula ósea amarilla, compuesta principalmente por grasas.
Los huesos podrían desgastarse si no fuera por los cartílagos que protegen todas las articulaciones. De este modo, el movimiento y el roce continuo no deterioran las extremidades de los huesos. Y un líquido que actúa como lubricante de las "juntas" mantiene la movilidad.
Por todo lo dicho, es imprescindible conocer el cuidado de la salud de toda la estructura ósea, saber las posibles alteraciones que pueden surgir a lo largo de la vida y cómo prevenir males relacionados con este órgano "silencioso", pero de diseño perfecto y eficaz.