Muchos cereales poseen elevados valores de vitaminas del grupo B. Por ejemplo, 60 gramos de trigo (que se transforman en unos 200 a 250 gramos después de la cocción) corresponden a aproximadamente un 20 por ciento de los aportes cotidianos recomendados a un adulto de vitaminas Bl y PP, y un 10 por ciento de sus necesidades en vitaminas B2, B5, B6 y B9.
Cabe aclarar que se produce un cierto desperdicio nutricional después de la cocción de los alimentos. El arroz y el maíz son un poco menos ricos; la avena un poco más.
El germen de trigo es un concentrado de vitamina E que, de todos modos, es frecuentemente eliminado después de la transformación de los cereales.
Aporta también sales minerales y oligoelementos, en particular magnesio. Un plato de germen representa entre un 20 y 25 por ciento de los aportes cotidianos para un adulto. Además, contiene hierro (15 por ciento de los aportes recomendados), pero no es demasiado asimilable.
Cabe aclarar que se produce un cierto desperdicio nutricional después de la cocción de los alimentos. El arroz y el maíz son un poco menos ricos; la avena un poco más.
El germen de trigo es un concentrado de vitamina E que, de todos modos, es frecuentemente eliminado después de la transformación de los cereales.
Aporta también sales minerales y oligoelementos, en particular magnesio. Un plato de germen representa entre un 20 y 25 por ciento de los aportes cotidianos para un adulto. Además, contiene hierro (15 por ciento de los aportes recomendados), pero no es demasiado asimilable.