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martes, 23 de noviembre de 2010

Trastornos de ansiedad


La ansiedad y la tensión nerviosa parecen ser los principales causantes de la manía de comerse las uñas. Pero hay formas sencillas y prácticas para derrotarla.

Otro consejo para dejar de hacerlo tiene que ver no con la estética sino con la higiene. Antes de ponerse los dedos en la boca hay que recordar cuáles fueron los últimos diez objetos que se tocaron, un buen método para desalentar al más pintado. Algo más normal es mantenerlas limpias, bien cortas y limadas, ya que las largas y mal arregladas son tentadoras para pasarlas por los dientes, que justamente no es lo más aconsejable.

También se puede intentar reemplazar las uñas por los nudillos, para desanimarnos por el dolor que nos causaría mordernos un tejido vivo.

De la época de nuestras abuelas se remonta una receta infalible: la pimienta o el ají molido en la punta de los dedos; también sirve dejar las uñas en "tabasco" por un minuto. El gusto picante resistirá los lavados pero no al tozudo "comedor", claro que a algunos les gusta el picante y habrá que ensayar otro método. Para ellos será bueno probar con una solución de bromidrato de quinina, infalible para quienes no soportan el gusto amargo.

Para abandonar la insana, fea y antiestética costumbre, a veces da resultado pedir el auxilio de nuestros amigos, ya que casi siempre somos inconscientes y es bueno saber darnos cuenta a tiempo de lo que estamos haciendo. Desde la psicología se recomienda el método de la compensación, por el que se tendrá que desviar la atención hacia otras actividades manuales. Las manos se mantendrán ocupadas en otras tareas más creativas si nos dedicamos a pintar, dibujar, tocar la flauta, esculpir o tejer, aunque en los ratos libres podremos caer en la tentación.