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lunes, 16 de mayo de 2011

Sexualidad - ordenar la vida sexual


ORDENAR LA VISA SEXUAL

Es muy probable que el único modo de prevención de la infección por HPV sea una vida sexual ordenada y cuidadosa, basada en la monogamia y/o el uso de preservativos. Desde ya, revisten gran importancia los hábitos higiénicos y, por parte de los profesionales de la salud, los cuidados necesarios.

Pero no debe olvidarse que la principal fuente de propagación de este virus son las relaciones sexuales y que cobra enorme trascendencia el seguimiento de los pacientes por largos períodos, ante la habitual dificultad en los tratamientos y la alta incidencia de reaparición de nuevas lesiones.

viernes, 13 de mayo de 2011

El Papanicolau


LA IMPORTANCIA DEL PAPANICOLAU

Cuando el órgano perjudicado es el cuello del útero, a veces la paciente presenta un flujo crónico que tampoco responde a los tratamientos habituales y, consecuentemente, ante este tipo de irritaciones el primer paso por parte del médico debe ser la presunción clínica basada en un cuidadoso interrogatorio.

En el examen juegan un importante rol el PAP y la observación, ya sea en forma directa o a través del colposcoplo, que no es ni más ni menos que una gran lente de aumento con una potente luz. Mediante este instrumento se pueden identificar las áreas sospechosas y proceder a la biopsia para confirmar el diagnóstico.

Asimismo, existen otros tests -algunos de ellos muy específicos- que sirven para determinar el virus y su variedad, porque hay más de setenta clases identificadas. Hablar de tratamiento implica referirnos a los daños ocasionados por el HPV y no al virus en sí mismo porque no hay un procedimiento determinado que lo elimine, tal como ocurre por ejemplo con una bacteria, que sí puede ser aniquilada con un antibiótico.

A partir de este concepto puede afirmarse que se conocen una gran variedad de métodos terapéuticos, los cuales se aplican de acuerdo con la severidad de la lesión, su localización y algunos otros factores. Un hecho importante, a tener en cuenta con anterioridad al tratamiento, es que en numerosas oportunidades el HPV coexiste con otras enfermedades de transmisión sexual que también deben ser diagnosticadas y atendidas. Los tratamientos incluyen:

1) Métodos destructivos, como el láser y la crioterapia.

2) Métodos o agentes químicos, entre ellos el ácido tricloroacético.

3) Medicación específica.

4) Cirugía convencional.

5) Inmunoterapia antiviral específica. Muchas de estas prácticas deben repetirse varias veces, durante largo tiempo en ocasiones, por el alto índice de falla que presentan. Por lo tanto, los exámenes periódicos son recomendables después de cualquier tratamiento.

lunes, 9 de mayo de 2011

Enfermedades Sexuales - HPV


UNA ENFERMEDAD MUY COMUN

La infección del aparato genital por HPV es reconocida actualmente como una de las tres enfermedades de transmisión sexual más comunes en los Estados Unidos y la principal entre las de origen viral, ya que se presenta con más frecuencia que el herpes.

El número de personas afectadas aumenta día a día y el conocimiento de que el HPV puede no tener manifestación clínica explica por qué, en ciertas ocasiones, el Pa-panicolaou detecta anormalidades celulares que hacen pensar en la presencia del virus sin lesiones evidentes a la vista. Muchas personas en edad sexual activa desconocen su infección y, por lo tanto, el potencial riesgo que implica para la salud.

Vale destacar que el HPV se transmite por simple contacto con el virus, de lo cual se desprende que esta relación no debe ser exclusivamente sexual. El período de incubación de la patología desde su adquisición hasta la aparición de síntomas clínicos es muy variable -va de meses a años-, lo que dificulta mucho su diagnóstico, además de darse casos de regresión espontánea de daños y de progresión de benignidad a malignidad.

Las lesiones originadas por HPV pueden ser totalmente asintomáticas en algunos casos, aunque con frecuencia producen manifestaciones muy características. Por ejemplo, la mujer afectada por este problema en la vagina, y fundamentalmente en la vulva y el ano, relata que tiene picazón y una sensación de ardor crónico muy particular y por lo general ha recurrido a todo tipo de atención sin obtener una respuesta auspiciosa.

Estas molestias se agravan de manera especial en el transcurso del período premenstrual y luego de mantener relaciones sexuales.