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jueves, 10 de noviembre de 2011

Cuidarse del Sol Invernal


Ya no queda ni rastros de aquel magnífico bronceado que nos daba ese reconfortante aspecto de vitalidad. Sin embargo, aunque el dorado se ha transformado en un pálido rosado, tenemos la piel en perfectas condiciones.

Sin manchas, suave y humectada. Y claro, no podía ser de otra manera, si cumplimos con los deberes al pie de la letra. Durante las vacaciones y a lo largo de los meses de estío, evitamos tomar sol entre las 11 de la mañana y las cuatro de la tarde, utilizamos filtros fotoprotectores, también, muchas cremas para hidratarnos.

Los resultados están a la vista, no tenemos nada que envidiarle a un sonrosado bebé. Por eso, ahora con el invierno por delante, a cara limpia y no sin resignación, cambiamos cremas por bufandas y buscamos la vereda del sol para escaparnos del frío. Sin embargo, con esta actitud despreocupada, estamos cometiendo un error.

El sol en los meses de invierno también puede dañar la piel. Es necesario seguir protegiéndola, pero con ciertos matices diferentes.

Debemos tener en cuenta, y sobre todo en los tiempos que corren, que tomar sol acarrea más desventajas que ventajas. Si bien evitarlo totalmente es perjudicial, ya que su acción sobre nuestro organismo es vital, pues ayuda a fijar vitaminas, estimula el apetito, la actividad sexual, el rendimiento en general y mejora enfermedades como el acné, la psoriasis (manchas rosas cubiertas de escamas secas) y el vitíligo (un tipo de albinismo parcial), lo concreto es que también produce el envejecimiento de la piel, manchas, queratosis (lesiones pre-malignas) y, una excesiva exposición, hasta puede ocasionar el desarrollo de ciertos tumores que afectan a la epidermis.

Además, se cree que existe una estrecha relación con algunas dolencias que comprometen la visión, como las cataratas.

Para que se entienda perfectamente de qué estamos hablando, en invierno el sol impacta en nuestra piel con diferente ángulo que durante el verano, pero no por ello es menos perjudicial. Es conveniente, entonces, que tomemos los debidos recaudos.