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domingo, 20 de marzo de 2011

Sexualidad - Estaciones del Amor


Contrariamente a lo que se piensa normalmente, el momento de mayor deseo sexual masculino es el otoño. En la estación en que las plantas comienzan a florecer -la primavera- la hormona sexual mas-culina la testosterona, cae a su nivel más bajo. Un reciente estudio realizado en Francia por el doctor Alain Reimberg confirmó también este carácter estacional de las pulsiones sexuales.

Para elaborar su encuesta, este médico buscó voluntarios de entre 26 y 32 años, quienes registraron durante 14 meses sus relaciones sexuales y sus masturbaciones. Paralelamente, se midieron sus tasas de hormonas. Aquí, la curva de su actividad sexual medía tuvo un pico en los meses del otoño y un pequeño vacío primaveral.

También se notó con sorpresa una neta disminución de la libido en los meses de verano. Si uno se remonta en el tiempo puede advertirse que los griegos desaconsejaban toda relación sexual durante la canícula (período de más fuerte calor).

Curiosamente, examinando hoy las estadísticas diarias de nacimientos, se comprueba -volviendo más o menos 9 meses atrás-, que el período comprendido entre el 1 de enero y el 20 de febrero, no es favorable para las concepciones. ¿Es necesario ver en esto un factor climático? Puede ser.

Se sabe, en efecto, que a los veranos tórridos le siguen a menudo déficit de nacimientos en las primaveras siguientes. Un calor excesivo, ¿acobarda las relaciones íntimas o perjudica la fecundación? En favor de la segunda hipótesis, subrayamos que las vacas sometidas a inseminación artificial son netamente menos fecundables en enero-febrero que en el resto del año. Los meses de verano serían también poco favorables para las fecundaciones humanas "in vitro".

Por el contrario, en otoño, los acoplamientos fecundos son mucho más numerosos. Lo mismo al comienzo del invierno. Marzo y abril serían los meses en que el ardor masculino está en su cénit.

La pulsión sexual femenina, por el contrario, se produce en el invierno y en la primavera, siendo el mes de setiembre el más activo. A partir de allí nos podemos preguntar: ¿cómo la especie humana ha podido perpetuarse a pesar de esta aparente discordancia?

El doctor Marc Schwob, científico especializado en comportamientos sexuales responde: "Gracias a otros ritmos amatorios. Todos los meses, por ejemplo, en el día 14 del ciclo menstrual, las secreciones hormonales de la mujer experimentan una fuerte suba. Estas secreciones llevan no solamente a la ovulación sino también a una intensa pulsión del deseo sexual. Se asiste igualmente a una activación emocional del cerebro que empuja a la mujer a buscar el placer sexual en ese momento.

jueves, 17 de marzo de 2011

La Sexualidad


Todos los hombres tienen erecciones nocturnas, es decir, cuando duermen. Y las tienen prácticamente toda la vida. Lo que la ciencia ha logrado determinar es que el registro de las erecciones nocturnas permite distinguir con bastante precisión cuándo una disfunción eréctil es de origen psicológico y cuando es orgánica.

En 1970, el doctor Ismet Karacan, de la Universidad de Baylor en los Estados Unidos, experimentó acerca de la aplicación del estudio y registro de las erecciones nocturnas para diferenciar los trastornos eréctiles psíquicos de los orgánicos.

Demostró fehacientemente que hay una alteración evidente en los pacientes que tienen una disfunción orgánica, en tanto que en los predominantemente psicológicos, el registro es normal, esdecir que conservan las erecciones nocturnas tanto en cantidad como en calidad.Esta conclusión es importantísima, incluso para hacer saber a los pacientes que los estímulos psicológicos provocadores de ciertos tipos de impotencia no actúan durante el sueño.

Mientras se está despierto, inconscientemente, el sujeto ve bloqueados los estímulos capaces de provocar una erección. Si el problema es orgánico, la falta de erección se mantiene aun cuando el sujeto está dormido.

A muchos hombres, llegar a la conclusión de que su mente bloquea o impide la estimulación por mecanismos que él no puede gobernar, les provoca decepción, rabia y tendencia a la rebelión. No otra cosa, por otra parte, demostró Freud hace ya más de cien años.

Sabemos que cuando un sujeto dormido sueña, sus ojos de mueven bajo los párpados, horizontal y verticalmente. Estos períodos se llaman de movimiento rápido ocular o REM (rapid eye move-ment). La inmensa mayoría de las erecciones nocturnas se produce durante los períodos REM. Cuando el hombre tiene un sueño erótico, no sólo puede producirse la erección, sino que hasta es posible una eyaculación.

Tal vez sorprenda, pero un hombre adulto normal puede llegar a tener hasta 5 (cinco) erecciones por noche y cada una de ellas, de una duración aproximada entre veinte y cuarenta minutos, aun cuando haya tenido 3 o 4 relaciones sexuales en el mismo día. La erección matutina no tiene nada que ver con el llenado de la vejiga, sino con el resto del último período de sueños con imágenes (sueños REM). Como a veces coincide con él y otras no, hay mañanas en que un hombre puede no tenerlas. Curiosamente, esta erección se observa entre los lactantes así como también entre ancianos que no conservan un buen estado físico.

Desde que se sabe que esas erecciones -la mujer tiene asimismo una erección clitoriana- coinciden en realidad con cada fase del sueño, quedó descartado que ese fenómeno matinal era debido a la presión de la vejiga. Lo que también se sabe, es que la vida amatoria del ser humano está bajo la influencia de los relojes biológicos que nosotros no siempre sospechamos.

De hecho, una dificultad en la erección o en la eyaculación es tan común entre los hombres, que prácticamente no existe ser humano que no la haya padecido alguna vez. Entre los muchos malos entendidos sostenidos a través de años de oculta-miento e ignorancia, está el de suponer que la disfunción sexual, -eyaculatoria o eréctil- tiene algo que ver o directamente es sinónimo de no fecundidad.

Un hombre puede tener una falla en su sexualidad, aun cuando su sistema reproductivo (testículos, hormonas, conductos, etc.) esté en perfectas condiciones. A la inversa, un hombre, por cualquier factor, puede ser estéril, pero tener una vida sexual perfecta, erecciones adecuadas y eyaculaciones sin inconvenientes. Ambos mecanismos y sistemas -reproducción y función sexual- son completamente separados e independientes.

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