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jueves, 28 de julio de 2011

Salud Mental - La Independencia


En los seres humanos la independencia es bastante relativa. El hombre es absolutamente gregario. Sale de la grupalidad, se origina en un vínculo con su mamá, su papá y sus hermanos, sale de ese vínculo y tiende un nuevo vínculo. Básicamente el hombre emerge de un conjunto social: de una familia, un país, una nación, un universo que es vincular, fundamentalmente.

La soledad es una construcción posterior, por eso estar solo es un aprendizaje. Se dice que "no es bueno que el hombre esté solo" porque el hombre es social. Desde la sexualidad que es compartida casi siempre, hasta para pensar se necesita de otro. Uno crea en singular pero trabaja con otro, aunque el otro sea imaginario.

Para poder estar solo hay que tener algo sólido adentro: una buena relación consigo mismo y esto se adquiere a partir de una relación suficientemente buena con otros y con el paso de los años.

La problemática de la soledad, cuando aparece como queja, es en la gente más joven. Más aún en la mediana edad, entre los 40 y los 50 años. Es muy común que concurran a las consultas planteando que no pueden tener pareja.

Es que la pareja, en la fantasía, parece la gran solución para toda la problemática de la soledad, aunque después aparecen las quejas del tipo estoy casado pero estoy solo. Pero, aún así, la pareja se considera, por varias razones, como la panacea para resolver el problema de la soledad. Uno de los problemas de las personas mayores es la falta de lugar en la estructura social, que no provee de instituciones intermedias salvo los geriátricos.

Sin embargo el común denominador de los ancianos es la falta de lugar, de ser deseados, necesitados y provechosos: no son buenos consumidores, porque tienen el recurso acotado por la imposibilidad de obtener ingresos y no son buenos productores porque se cayeron de la etapa productiva.

Entonces, comenta la psicoanalista Diana Singer, como lugar deseado en la sociedad los ancianos van a bastante pérdida. Sin embargo agrega que lo que se ve en la clínica es que esto no los hace padecer mucho. Esto sucede porque ya en la edad mediana de la vida comienza un movimiento donde uno empieza hacer una especie de balance introspectivo como una forma de prepararse para el final.

martes, 28 de junio de 2011

La Soledad - un mal psicológico


Para algunas personas soledad es sinónimo de libertad, para otras significa desamparo. Muchos se aburren si no están rodeados de gente y otros sólo encuentran un poco de calma encerrándose en sí mismos. Hay quienes eligen vivir solos y también están aquellos que lo hacen porque no tienen más remedio.

Pero, independientemente de cada circunstancia, lo cierto es que la soledad tiene infinitas caras: puede significar abandono, desprotección, tristeza, incertidumbre, pero también independencia, bienestar, paz y alivio. La problemática de la soledad se juega en dos niveles: uno en el nivel afectivo como sentimiento, independientemente de quién esté al lado. Otro, en el nivel topográfico, es decir alguien que vive aislado, sin nadie alrededor, que no tiene con quien hablar o con quién contar. Veamos cómo puede afectarnos esta sensación que -no importa en qué grupo estemos- todos hemos tenido alguna vez.

Según la psicoanalista Diana Singer todos necesitamos ser pensados por alguien. La soledad, escribió en un trabajo, es un lugar alejado de los otros en el que se queda a veces por anomia, destierro o marginación. Lugar en el que para algunos están reservadas las lágrimas y para otros el espacio de creación.

La soledad, se dice hoy, es un lujo de país desarrollado que marca el advenimiento de un mundo nueve-acompañados de pequeños adminículos electrónicos, el hombre y la mujer del mercado compiten solos. Los habitantes del mundo feliz que imaginó Aldous Huxley, también lo están. La soledad es el hombre constituido en su universo. La soledad, es también el pesar que se siente por la ausencia o pérdida de algo o alguien querido. Es el sentimiento que se experimenta al dejar de pertenecer a un vínculo.

Nadie que nos permita sentirnos pensados o sentidos. Nadie en quien posar la vida pulsional, pero también nadie que imponga límites y haga tope. Soledad es estar sin la tiranía de la mirada del otro, pero atravesado solo por su silencio. En un tiempo subjetivo es libertad y en otro desolación.

Pero ¿cuál es el origen del sentimiento de soledad? Remontándonos en la historia del sujeto, el concepto de soledad aparece identificado con desamparo. Aunque soledad material no implica necesariamente esto. Sin embargo, la gran mayoría de pensadores del psicoanálisis vinculan soledad al desamparo originario, es decir al bebé cuya mamá se pierde de vista en un momento. La época de mayor indefensión, incomunicación y no percepción del otro correspondería, según Winnicot -un importante pensador inglés, analista de niños-ai período de mayor dependencia que es el de la vida intrauterina.

Este sería el sentimiento originario de soledad que se localiza hipotéticamente en esta etapa. El mismo se repite después cuando el chico tiene algún tipo de necesidad y el otro no aparece. Entonces experimenta una angustia que recibe distintos nombres según los autores: angustia de desamparo o de muerte, que está relacionadas con la desorganización o la catástrofe. La aparición de esta angustia sucede cuando el bebé necesita algo y la madre no está. Si el bebé no necesita nada y la madre no está, no hay ningún problema. Pero cuando el bebé tiene hambre o está paspado y la mamá no viene, surgen señales de angustias catastróficas, gritos desesperados, mejillas coloradas.