El tratamiento que generalmente ponen en práctica los médicos, está orientado a paliar los síntomas de la tos. Así, se les suministra a los pacientes medicamentos en pastillas o jarabes que combaten la tos por un procedimiento de corte del estímulo originado en el sistema nervioso central que provoca la tos.
Entre este tipo de fármacos depresores, unos son más rápidos en su acción que otros y algunos producen somnolencia y no siempre son recomendables. En los otros casos, sólo queda esperar a que la tos desaparezca de la misma forma que llegó: la tos producida por un cuadro viral, por lo general, no demora mucho tiempo en irse.
Los expectorantes, en cambio, son fármacos que habitualmente se recetan cuando hay tos pero no la suspenden abruptamente sino que logran calmarla y no actúan contra la expectoración, sino que son muy útiles para que las secreciones se fluidifiquen más.
Así, las mismas son expulsadas con mayor facilidad y no quedan adheridas a las paredes bronquiales, lo cual puede generar un caldo de cultivo que, a corto plazo, derivará en nuevas enfermedades. Pero el tratamiento para fluidificar las secreciones debe ir acompañado del procedimiento correspondiente contra los motivos que generaron la tos, es decir, la enfermedad de base.
Según los especialistas en neumonología, este tipo de tos tiene la ventaja de que a través de ella puede eliminarse una cantidad considerable de toxinas presentes en el organismo.
Finalmente, es bueno tener en cuenta que la tos seca generalmente debe eliminarse, especialmente cuando es invalidante, y la tos expectorante o húmeda no debe ser cortada porque resultaría contraproducente.
Entre este tipo de fármacos depresores, unos son más rápidos en su acción que otros y algunos producen somnolencia y no siempre son recomendables. En los otros casos, sólo queda esperar a que la tos desaparezca de la misma forma que llegó: la tos producida por un cuadro viral, por lo general, no demora mucho tiempo en irse.
Los expectorantes, en cambio, son fármacos que habitualmente se recetan cuando hay tos pero no la suspenden abruptamente sino que logran calmarla y no actúan contra la expectoración, sino que son muy útiles para que las secreciones se fluidifiquen más.
Así, las mismas son expulsadas con mayor facilidad y no quedan adheridas a las paredes bronquiales, lo cual puede generar un caldo de cultivo que, a corto plazo, derivará en nuevas enfermedades. Pero el tratamiento para fluidificar las secreciones debe ir acompañado del procedimiento correspondiente contra los motivos que generaron la tos, es decir, la enfermedad de base.
Según los especialistas en neumonología, este tipo de tos tiene la ventaja de que a través de ella puede eliminarse una cantidad considerable de toxinas presentes en el organismo.
Finalmente, es bueno tener en cuenta que la tos seca generalmente debe eliminarse, especialmente cuando es invalidante, y la tos expectorante o húmeda no debe ser cortada porque resultaría contraproducente.
