Frente a una situación límite, la circulación de la sangre se acelera, es cuando se genera la adrenalina, fluyendo en mayor intensidad hacia los músculos (lo que permitiría acciones rápidas como correr o aumentar la fuerza física para una pelea). A la vez, la tensión general del sistema nervioso permite la acción rápida y la contracción muscular mucho más que un estado de relajación como el que ofrece el organismo para una situación corriente. Estos fenómenos se desencadenan, de la misma manera, luego de una exposición prolongada al frío extremo y sin el abrigo adecuado.
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