Viajar es un placer...
Salvo por ciertas incomodidades que pueden restar algo de diversión al traslado. Una de ellas -probablemente la que encabeza la lista de molestias inevitables- es la que nos causa el mareo debido al movimiento de cualquier medio de transporte.
Cuando el mareo es por movimiento, aparecen bien claros los síntomas: dolores de cabeza, náuseas, aversión a los aromas como al humo de un cigarrillo, o ciertos alimentos, acaloramiento o sudor frío, palidez, salivación excesiva, vómito, vértigo e incomodidad general.
Nadie está absolutamente seguro de lo que causa esta sensación, pero las investigaciones más recientes le atribuyen la culpa a la convergencia de mensajes conflictivos en el sistema nervioso central.
En otras palabras, sus ojos dicen que está usted parado en una lancha, pero su oído interno dice que hay mucho movimiento a su alrededor, mientras el barco arremete contra las olas. El cerebro no lo acepta, señala su tensión enviando hormonas específicas -epinefrina y norepinefrina-, al estómago, causando náuseas y otros síntomas.
La propensión a los mareos varía ampliamente. Puede haber una predisposición genética a esta condición y los niños entre 2 y 12 años son particularmente sensibles.
Mucha gente utiliza medicamentos para aliviar los mareos: desde antihistamínicos de venta libre hasta los más sofisticados parches transdérmicos que se usan detrás de la oreja y liberan paulatinamente una droga llamada escopolamina. Sin embargo antes de tomar alguno de estos medicamentos recuerde:
- La desventaja de estos métodos es la somnolencia casi inevitable que se produce.
- El parche puede causar visión borrosa, sequedad en la boca, y confusión.
- Ninguna de estas medicinas, en especial los antihistamínicos, son indicadas para embarazadas o lactantes.
- Los que prefieran tratamientos menos agresivos pueden elegir el jengibre, bandas de acupresión o inhaladores de aromaterapia.
- Comience cualquiera de estos tratamientos por lo menos una hora antes de su viaje.
Salvo por ciertas incomodidades que pueden restar algo de diversión al traslado. Una de ellas -probablemente la que encabeza la lista de molestias inevitables- es la que nos causa el mareo debido al movimiento de cualquier medio de transporte.
Cuando el mareo es por movimiento, aparecen bien claros los síntomas: dolores de cabeza, náuseas, aversión a los aromas como al humo de un cigarrillo, o ciertos alimentos, acaloramiento o sudor frío, palidez, salivación excesiva, vómito, vértigo e incomodidad general.
Nadie está absolutamente seguro de lo que causa esta sensación, pero las investigaciones más recientes le atribuyen la culpa a la convergencia de mensajes conflictivos en el sistema nervioso central.
En otras palabras, sus ojos dicen que está usted parado en una lancha, pero su oído interno dice que hay mucho movimiento a su alrededor, mientras el barco arremete contra las olas. El cerebro no lo acepta, señala su tensión enviando hormonas específicas -epinefrina y norepinefrina-, al estómago, causando náuseas y otros síntomas.
La propensión a los mareos varía ampliamente. Puede haber una predisposición genética a esta condición y los niños entre 2 y 12 años son particularmente sensibles.
Mucha gente utiliza medicamentos para aliviar los mareos: desde antihistamínicos de venta libre hasta los más sofisticados parches transdérmicos que se usan detrás de la oreja y liberan paulatinamente una droga llamada escopolamina. Sin embargo antes de tomar alguno de estos medicamentos recuerde:
- La desventaja de estos métodos es la somnolencia casi inevitable que se produce.
- El parche puede causar visión borrosa, sequedad en la boca, y confusión.
- Ninguna de estas medicinas, en especial los antihistamínicos, son indicadas para embarazadas o lactantes.
- Los que prefieran tratamientos menos agresivos pueden elegir el jengibre, bandas de acupresión o inhaladores de aromaterapia.
- Comience cualquiera de estos tratamientos por lo menos una hora antes de su viaje.
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