Como sabemos, muchos procesos orgánicos se manifiestan a flor de piel y uno de ellos es el del bronceado de la epidermis, cuando nos exponemos a los rayos del sol.
El cobre interviene en este proceso -la biosíntesis del tejido conjuntivo- junto a la tiroxinasa, enzima que ayuda a transformar a la tiroxina (aminoácido presente en el organismo) en melanina, un pigmento que se halla en la piel, las mucosas y los cabellos y que actúa como agente protector contra los rayos ultravioletas. Las mismas fibras colágenas y elásticas, formadoras del tejido cartilaginoso y de las paredes de los vasos sanguíneos, responden a la elasticidad de la piel.
Por esa relación directa con el revestimeses, carentes de proteínas, calorías y sales minerales en general, que evidenciaban además falta de apetito, palidez y retraso en el crecimiento. Sin embargo, los chicos alimentados con leche de vaca también fueron atendidos por anemia hipocrómica.
La explicación es simple: la leche, al igual que la carne, contiene poquísimo cobre. Vale destacar que, hasta los seis meses, los bebés están a salvo de las carencias de cobre porque en el transcurso de ese período inicial de vida utilizan las reservas depositadas en el hígado durante la gestación.
Ya dijimos que una eventual falta de este mineral -motivada por la adopción de costumbres alimentarias poco variadas- representa un riesgo de anemia que puede culminar en dificultades articulares, malformaciones óseas y fracturas espontáneas, especialmente en los individuos desnutridos. La explicación de este fenómeno es una enzima llamada lisiloxidasa, fundamental para la formación de colágeno y que sólo entra en acción con ayuda del cobre.
Estas fibras colágenas, entre otros tejidos, son las responsables de la fabricación de los cartílagos, recubrimientos que sirven de matriz para los huesos. Según los investigadores, la dificultad de realizar un diagnóstico de hipocopre-mia o deficiencia de cobre reside en la falta de exámenes específicos para detectarlo.
De todos modos, los principales síntomas de su carencia son la anemia, el cansancio general y las lesiones de la piel. Las mujeres que toman pildoras anticonceptivas durante mucho tiempo presentan una falta de cobre que puede interferir con la hormona "del sueño", la serotonina, y a raíz de ello ocasionar depresión e insomnio.
El cobre interviene en este proceso -la biosíntesis del tejido conjuntivo- junto a la tiroxinasa, enzima que ayuda a transformar a la tiroxina (aminoácido presente en el organismo) en melanina, un pigmento que se halla en la piel, las mucosas y los cabellos y que actúa como agente protector contra los rayos ultravioletas. Las mismas fibras colágenas y elásticas, formadoras del tejido cartilaginoso y de las paredes de los vasos sanguíneos, responden a la elasticidad de la piel.
Por esa relación directa con el revestimeses, carentes de proteínas, calorías y sales minerales en general, que evidenciaban además falta de apetito, palidez y retraso en el crecimiento. Sin embargo, los chicos alimentados con leche de vaca también fueron atendidos por anemia hipocrómica.
La explicación es simple: la leche, al igual que la carne, contiene poquísimo cobre. Vale destacar que, hasta los seis meses, los bebés están a salvo de las carencias de cobre porque en el transcurso de ese período inicial de vida utilizan las reservas depositadas en el hígado durante la gestación.
Ya dijimos que una eventual falta de este mineral -motivada por la adopción de costumbres alimentarias poco variadas- representa un riesgo de anemia que puede culminar en dificultades articulares, malformaciones óseas y fracturas espontáneas, especialmente en los individuos desnutridos. La explicación de este fenómeno es una enzima llamada lisiloxidasa, fundamental para la formación de colágeno y que sólo entra en acción con ayuda del cobre.
Estas fibras colágenas, entre otros tejidos, son las responsables de la fabricación de los cartílagos, recubrimientos que sirven de matriz para los huesos. Según los investigadores, la dificultad de realizar un diagnóstico de hipocopre-mia o deficiencia de cobre reside en la falta de exámenes específicos para detectarlo.
De todos modos, los principales síntomas de su carencia son la anemia, el cansancio general y las lesiones de la piel. Las mujeres que toman pildoras anticonceptivas durante mucho tiempo presentan una falta de cobre que puede interferir con la hormona "del sueño", la serotonina, y a raíz de ello ocasionar depresión e insomnio.