Más allá de la alegoría de Adán y Eva, que demuestra que el conocimiento del exquisito fruto se remonta a las épocas más remotas de la historia de - nuestro mundo, la manzana es un alimento natural y refrescante que se consume en todas partes y en cualquier momento del año. De contextura globosa, corteza delgada y lisa, pulpa carnosa con sabor ácido o ligeramente azucarado y crujiente ante el ávido mordisco del hombre, se caracteriza por aportar innumerables beneficios al organismo.
Originaria de Europa occidental y Asia, la manzana es la fruta más ampliamente desarrollada en las regiones templadas y resulta próspera en una amplia gama de climas y terrenos. Siglos de cultivo y de selección han dado como resultado unas 3.000 clases diferentes de manzanas (junto a la pera integra el grupo de los frutos en pomos) con nombres determinados.
Entre ellas se destaca la Golden Delicious, variedad universal desde los años '50, que se conserva sin problemas de enero a diciembre y que por su facilidad de producción, la perfección de su aroma y delicado aspecto monopoliza la mayor parte del mercado. Otras especies son la Starking o Stark Delicious (pulpa suave y piel rojo-amarilla), la reineta (piel moteada y sabor levemente agridulce, ideal para asar), la verde doncella (de extraordinaria belleza, piel brillante verde y/o amarilla y sabor muy particular) y la camuesa (manzana enana, con un marcado aroma y de sabor dulce).
Consumida cruda, cocida, en mermelada, gelatina o jugos naturales -¿y por qué no en forma de sidra?- esta fruta aporta valores nutricionales muy importantes y cada 100 gramos posee 60 calorías, 0,3 gramos de proteínas, 13,9 gramos de hidratos de carbono y 0,4 gramos de lípidos, de los cuales sólo 8 miligramos son de colesterol. Contiene, además, 84,1 gramos de agua, 0,3 gramos de ceniza, un gramo de celulosa y un 15 por ciento de azúcares, lo que representa un valor energético de 50 kcal.
Por otro lado es rica en minerales como calcio (fortalece los huesos), fósforo (vigoriza la memoria y el cerebro), hierre (aumenta el caudal de glóbulos rojos y los tonifica), sodio (incide sobre todo el organismo), cobre (purifica la sangre) y potasio (indispensable para la eliminación de urea) y en vitaminas A, Bl, B2, B3 y C.
Esto significa que una manzana grande equivale a 600 gramos de zapallo. Desprovista de su cascara y finamente rallada sirve para combatir la diarrea por su poder astringente, gracias al tanino y a la peetina que posee. Siempre que sea ingerida en estado de madurez y bien masticada resulta de fácil digestión y prácticamente reemplaza al cepillo de dientes (si su hijo no sabe cepillarse, déle una manzana), ya que su pulpa es carnosa, se amolda perfectamente a la forma de las piezas dentales y barre los restos de comida que hayan quedado alojados en los intersticios bucales.
Al mismo tiempo efectúa un masaje de las encías y no deja residuos de microorganismos.
Originaria de Europa occidental y Asia, la manzana es la fruta más ampliamente desarrollada en las regiones templadas y resulta próspera en una amplia gama de climas y terrenos. Siglos de cultivo y de selección han dado como resultado unas 3.000 clases diferentes de manzanas (junto a la pera integra el grupo de los frutos en pomos) con nombres determinados.
Entre ellas se destaca la Golden Delicious, variedad universal desde los años '50, que se conserva sin problemas de enero a diciembre y que por su facilidad de producción, la perfección de su aroma y delicado aspecto monopoliza la mayor parte del mercado. Otras especies son la Starking o Stark Delicious (pulpa suave y piel rojo-amarilla), la reineta (piel moteada y sabor levemente agridulce, ideal para asar), la verde doncella (de extraordinaria belleza, piel brillante verde y/o amarilla y sabor muy particular) y la camuesa (manzana enana, con un marcado aroma y de sabor dulce).
Consumida cruda, cocida, en mermelada, gelatina o jugos naturales -¿y por qué no en forma de sidra?- esta fruta aporta valores nutricionales muy importantes y cada 100 gramos posee 60 calorías, 0,3 gramos de proteínas, 13,9 gramos de hidratos de carbono y 0,4 gramos de lípidos, de los cuales sólo 8 miligramos son de colesterol. Contiene, además, 84,1 gramos de agua, 0,3 gramos de ceniza, un gramo de celulosa y un 15 por ciento de azúcares, lo que representa un valor energético de 50 kcal.
Por otro lado es rica en minerales como calcio (fortalece los huesos), fósforo (vigoriza la memoria y el cerebro), hierre (aumenta el caudal de glóbulos rojos y los tonifica), sodio (incide sobre todo el organismo), cobre (purifica la sangre) y potasio (indispensable para la eliminación de urea) y en vitaminas A, Bl, B2, B3 y C.
Esto significa que una manzana grande equivale a 600 gramos de zapallo. Desprovista de su cascara y finamente rallada sirve para combatir la diarrea por su poder astringente, gracias al tanino y a la peetina que posee. Siempre que sea ingerida en estado de madurez y bien masticada resulta de fácil digestión y prácticamente reemplaza al cepillo de dientes (si su hijo no sabe cepillarse, déle una manzana), ya que su pulpa es carnosa, se amolda perfectamente a la forma de las piezas dentales y barre los restos de comida que hayan quedado alojados en los intersticios bucales.
Al mismo tiempo efectúa un masaje de las encías y no deja residuos de microorganismos.