Dos décadas atrás un grupo de médicos húngaros investigó la levadura y sus efectos en enfermos de hepatitis infecciosa, durante una grave epidemia. Seleccionaron al azar a un grupo reducido, entre todos los internados en un hospital y además de recibir el mismo tratamiento que el resto, éstos fueron tratados con dosis regulares de levadura de cerveza.
Descubrieron con sorpresa que los enfermos del grupo investigado necesitaron la mitad de tiempo de reposo y en lugar de permanecer cuarenta días en cama, con fiebre y los síntomas característicos —falta de vitalidad, cansancio muy intenso, pigmentación amarillenta por la bilirrubina en exceso—necesitaron sólo veinte.
Al cabo de ese lapso, sintieron una mayor vitalidad, y aunque debían permanecer en cama, sintieron menos molestias que los otros. Manifestaron deseos de comer, de caminar y divertirse, necesidades que los enfermos de hepatitis suelen rechazar. Esto se debe a que la levadura de cerveza aumenta las defensas orgánicas, preparando el cuerpo a que haga frente con más baterías a la invasión de virus o bacterias.
Un médico escéptico, perteneciente al mismo grupo de investigadores, no quedó conforme y quiso tratar a otro grupo de enfermos con suplementos concentrados de vitaminas del complejo B, para descubrir si el secreto de la levadura era simplemente su riqueza en ese nutriente. Sin embargo, no observó resultados importantes, ni mejorías comparables como las logradas con la levadura.
Se comprobó también que protege los tejidos del aparato digestivo y fortalece el hígado y la mucosa estomacal.
Descubrieron con sorpresa que los enfermos del grupo investigado necesitaron la mitad de tiempo de reposo y en lugar de permanecer cuarenta días en cama, con fiebre y los síntomas característicos —falta de vitalidad, cansancio muy intenso, pigmentación amarillenta por la bilirrubina en exceso—necesitaron sólo veinte.
Al cabo de ese lapso, sintieron una mayor vitalidad, y aunque debían permanecer en cama, sintieron menos molestias que los otros. Manifestaron deseos de comer, de caminar y divertirse, necesidades que los enfermos de hepatitis suelen rechazar. Esto se debe a que la levadura de cerveza aumenta las defensas orgánicas, preparando el cuerpo a que haga frente con más baterías a la invasión de virus o bacterias.
Un médico escéptico, perteneciente al mismo grupo de investigadores, no quedó conforme y quiso tratar a otro grupo de enfermos con suplementos concentrados de vitaminas del complejo B, para descubrir si el secreto de la levadura era simplemente su riqueza en ese nutriente. Sin embargo, no observó resultados importantes, ni mejorías comparables como las logradas con la levadura.
Se comprobó también que protege los tejidos del aparato digestivo y fortalece el hígado y la mucosa estomacal.
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