Aquellos que asisten a recitales o frecuentan discotecas, y suelen terminar con los oídos zumbando, deben abandonar la idea de que la abstinencia es la única solución, porque se ha descubierto una nueva forma de prevenir pérdidas temporales de la audición: el aerobismo.
Un estudio preliminar publicado en la revista American College of Sport Medicine señala que entre los beneficios de practicar aerobismo figura una mejoría en la circulación de los oídos que aumenta las dosis de oxígeno que ambos reciben. Así, las personas que mantienen un nivel relativamente alto de prácticas aeróbicas, al ser expuestos al ruido, sufren menos pérdida temporal de la audición que aquellos que hacen poco o ningún ejercicio de este tipo.
Para llegar a estas conclusiones se estudiaron los casos de 28 personas con una edad promedio de 26 años. Se las dividió en tres grupos: diez realizaron ejercicios intensos; nueve actividades moderadas y otras nueve ejercicios leves. Todas fueron expuestas a diez minutos de ruido, a diez de ejercicios, y a un período de ejercicios y ruido combinados.
La doctora Helalne Alesslo, que participó de la investigación, explicó que los participantes escucharon "ruido blanco" (similar al emitido por un secador de pelo cerca del oído) a unos 100 decibeles, tras cada sesión se volvía a medir la capacidad de audición de cada individuo para determinar la magnitud de sus eventuales pérdidas auditivas.
Los investigadores observaron que los miembros del grupo que realizaba ejercicios intensos escuchaban mejor que los que hacían ejercicios leves.
Un estudio preliminar publicado en la revista American College of Sport Medicine señala que entre los beneficios de practicar aerobismo figura una mejoría en la circulación de los oídos que aumenta las dosis de oxígeno que ambos reciben. Así, las personas que mantienen un nivel relativamente alto de prácticas aeróbicas, al ser expuestos al ruido, sufren menos pérdida temporal de la audición que aquellos que hacen poco o ningún ejercicio de este tipo.
Para llegar a estas conclusiones se estudiaron los casos de 28 personas con una edad promedio de 26 años. Se las dividió en tres grupos: diez realizaron ejercicios intensos; nueve actividades moderadas y otras nueve ejercicios leves. Todas fueron expuestas a diez minutos de ruido, a diez de ejercicios, y a un período de ejercicios y ruido combinados.
La doctora Helalne Alesslo, que participó de la investigación, explicó que los participantes escucharon "ruido blanco" (similar al emitido por un secador de pelo cerca del oído) a unos 100 decibeles, tras cada sesión se volvía a medir la capacidad de audición de cada individuo para determinar la magnitud de sus eventuales pérdidas auditivas.
Los investigadores observaron que los miembros del grupo que realizaba ejercicios intensos escuchaban mejor que los que hacían ejercicios leves.
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