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jueves, 14 de julio de 2011

Los Cereales en la nutrición


Completos y biológicos

El valor nutricional de los cereales puede ser puesto en duda por los extensos tratamientos y transformaciones que soportan. Los cereales están cubiertos por membranas duras e indigestas que contienen un grano (almendra) comestible.

Hay algunos alimentos que, a pesar de ser desprovistos de sus cubiertas externas (como el arroz integral o cierto tipo de cebada deshojada), conservan todo su interés.

En cambio, en el caso de la polenta o sémola de maíz, de la cebada perlada o de la harina de repostería, la refinación resulta desventajosa, ya que se pierden fibras, parte de sus proteínas, así como las dos terceras partes de sus vitaminas B y sus sales minerales. El arroz cocido, antes del refinado, es mucho más nutritivo, ya que sus vitaminas y sales minerales se concentran en el centro del grano durante el transcurso de la cocción.

También es indispensable alternar en los menúes productos tradicionales (arroz blanco, pan, pastas) con alimentos integrales (arroz integral, pan de salvado y de centeno, etc. Estos últimos son reconocibles por su color más oscuro. Debemos aclarar que no siempre es recomendable ingerir fibras en abundancia, ya que un exceso de fibras puede derivar en diarreas profusas o en una fermentación intestinal.

Los cereales del desayuno, delicias de los chicos e insistencia de las mamas conscientes, representan lo más avanzado en tecnología de refinamiento de cereales. Los copos de avena (listos para cocer), los copos de maíz y los granos de arroz, simplemente cocidos al vapor poseen un valor nutricional comparable con los granos en bruto.

Por ello, es bueno acostumbrar a los chicos desde pequeños a alimentarse con cereales en el desayuno. Sus organismos lo agradecerán de por vida. Los cereales son ricos en fibras: poseen entre el 8 y 9 por ciento en el trigo y el arroz y el 15 por ciento en la avena. La fibras aceleran el tránsito intestinal. Con el agua, las fibras insolubles aumentan el tamaño de las heces ya que, al no poder digerirlas, el organismo se limita a hidratar estas fibras, haciendo reproducir su volumen varias veces. Esto hace que las fibras actúen como una escoba, que mantiene limpio el intestino, facilitando el tránsito y evitando el estreñimiento.

Además, se recomienda incrementar el consumo de fibras para reducir el riesgo de tumores del tracto gastrointestinal y para evitar constipaciones, colon irritable, divertículos y hemorroides.

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